Lo quiero, pero no lo necesito:
Válido para cosas & personas

El título de este post parece indicar que vas a leer algunos consejos antes de entrar a ver las ofertas del Cyber-Monday.

Pero no. Se trata más bien de empezar a tomar conciencia de lo que realmente necesito para estar bien. A veces dedicamos mucho tiempo a pensar qué necesita ese otro para aceptarme, valorarme, reconocerme…

Pero ¿me pregunto en algún momento qué necesito yo? ¿qué necesito para sentirme bien en una relación, en un trabajo, en un proyecto personal?

Y acá entramos en una dicotomía o disonancia cognitiva porque muchas veces quiero o me imagino una relación de pareja, un trabajo, una amistad, de una forma que realmente no necesito.

Dejame que te aclare mejor esta idea citando a una genia de las relaciones, Vicky Fleck:

“A veces confundimos lo que queremos con lo que necesitamos. El cuerpo pide lo que necesita a través de sensaciones, sentimientos, emociones.

Cuando hay dolor y malestar sostenido, probablemente se deba a que pasamos mucho tiempo sin escuchar lo que sentimos y por lo tanto sin saber lo que necesitamos.

Si no sé lo que necesito, no puedo dármelo”.

Ahora bien, ¿cómo sé lo que necesito? ¿cómo me doy cuenta? Hoy se habla mucho de autocuidado, autocompasión y un poco de esto tiene que ver con aquello. Sí, la famosa frase de “todo tiene que ver con todo” se aplica también en salud mental. Si aprendemos a escuchar nuestro cuerpo en relación a nuestras necesidades emocionales, como cuando estamos atentos a nuestras necesidades fisiológicas (tengo hambre, sueño, sed) vamos a poder conectar con toda la información que tenemos sobre lo que necesitamos.

Hay necesidades emocionales inherentes al ser humano, como la necesidad de sentirnos protegidos, amados, seguros, escuchados y comprendidos.

“Alinear lo que quieres y necesitas es un proceso no siempre intuitivo. Al contrario, la pulsión natural es ir tras lo que quiero, aunque no pueda saciar lo que necesito.”

Y como te dije antes, esto se aplica tanto a cosas como a personas.

“Si no estoy conectado con lo que mi cuerpo siente quizás confunda sed con hambre, y en vez de hidratarlo le dé alimento que digerir y más malestar voy a generarme”.

Lo mismo ocurre en el plano emocional.

“Puedes querer un montón a alguien, pero si esa persona no te da lo que necesitas, o no vas a poder sostener la relación o la vas a sostener, pero el precio lo pagarás con dolor…”

Si esto sucede es porque estás confundiendo lo que querés con lo que necesitás y “empezarás a sentir angustia, enojo, culpa, malestar que tornará en depresión ansiedad y estrés si no hacés algo a tiempo.”

Entonces, la idea es tomar consciencia de que es muy importante empezar, si todavía no lo hiciste, este camino de autoconocimiento y exploración para aprender a escucharnos, conocer cuáles son nuestras necesidades emocionales y comenzar a pensar cómo puedo sentirme satisfecho en estos aspectos.

Y, por último, decir lo que sentimos, pensamos o necesitamos de manera asertiva y respetuosa nunca debería ser considerado como pretensiones o expectativas demasiado altas si lo estamos diciendo en el lugar correcto, es decir, a alguien que tomará saber eso como un privilegio y te ayudará a descubrir juntos cómo encontrar un equilibrio en donde ambas partes se sientan amados y satisfechos.

Pensalo.

Este texto está basado en citas de Vicky Fleck, quien es psicóloga y vive en Perú. Le apasiona hablar y escribir sobre relaciones interpersonales y de pareja. Ha escrito un libro sobre sexualidad cristiana y decenas de artículos sobre relaciones de pareja, noviazgo, sexualidad y salud mental.


Encontrá más información en su perfil de Instagram.

Brenda Acosta tiene 33 años, es cristiana y le gusta escribir sobre distintos temas de interés. Trabaja en el centro de Multimedia de la Universidad Adventista del Plata.